Foto de V.Nas
Esccúchote hablar y las imágenes vuelven a mi mente como un luminoso presente proyectado en el corazón, donde la dimensión de la percepción adquiere nuevas perspectivas que nada tienen que ver con la edad que pudiera tener.
Es imposible que puedas recordar se empeñan en afirmar los que nada saben … :
Güelín el de les vaques, Manuel, un hombre recio, alto enjuto … sentado en la esquinina del prau que estaba enfrente de la casa de los gitanos, a la que me asustaba acercarme … no porque fueran gitanos, posiblemente era todo imaginación de niña pequeña… eran simplemente desconocidos que metían mucho ruido y daban muchas voces .
Sentau en el tendejón, avanzau pa lante con les dos manes apoyau en el cayau… el cazu encima, la boina pa los gueyos, y la mirada soñadora hacia el interior de un mundo lleno de sabiduría que adornaba un alma inmensa en la mente de un hombre que apenas supo leer y escribir… pero Manuel era un hombre justo y respetado, que tenía la seriedad y el buen hacer de quien se convierte en un referente para el entorno .
Ningún prau estaba tan bien y uniformemente segau, ni ninguna huerta disponía les fabes, les patates, les cebolles, y les verdures … como el pequeño Versalles que tenía Manuel, donde las plantas estaban trazadas de forma que te pusieras en el ángulo que te pusieras del cuadrante estaba perfectamente alineado. Les vaques de Manuel había que salir a mirales pues no les había más limpies y cepillaes, ni mas hermoses… hasta los nombres teníen guapos … Maravilla, Linda , Estrella ,
Tenía también tres burres, Serafina, Mora, y
Taxina , la mujer de Manuel , cuyo nombre era Anastasia , alta y buena moza como él y guapa como un sol de primavera , era la encargada de lleváles todos los días por la mañana en el recorrido para el suministro de los demandantes de la leche de burra muy buena según se creía para el catarro y los bronquios . Vendíase por cuarterones que eren unos vasos a los que se yos untaba el borde de manteca pa que la leche no diera mucha espuma y pudieran quedar bien llenos y no de aire … a veinte céntimos el cuarterón .
Acuérdeste de que Taxina compróte los zapatos pa
.- Súbete a la burra y vete pa casa , no te preocupes por nada … la burra sabe ir sola pa la cuadra , tú solo no te bajes -
… y la burra empezó a caminar por la ciudad … y caminar … y caminar; tú no sabíes dónde estabes y además pasaben los tranvías y dábente mucho miedo … y no tenía que haber tranvías … y habíalos … Hasta que empezaste a llorar y alguien te preguntó que pasaba
.- No sé donde estoy , tengo que ir pa la cuadra pero no ye aquí … no ye aquí
–¿Dónde vives fiu? Preguntóte
- En la Campona Vieja
- ¡Ah! , mira sigue por ahí todo recto hasta que llegues al Parque de Begoña ¿conoces el parque?
– Sí , sí , conózcolu
– Bien pues sigue de frente hasta allí y vuelve a preguntar
Cuando Serafina vió el parque ya supo dónde estaba y enfiló directamente a casa sola y tú respiraste hondo … Serafina y tú ya pisábeis terreno conocidu .
Oigote hablar y siento no haber conocido a Taxina a la que dicen que me parezco … siento no haber vivido tus vivencias … siento haber conocido a Manuel tan viejo que no tenía ganes de hablar … solo me miraba profundamente como el que teme romper una muñeca de porcelana si la toca y movía la cabeza mientras que yo, pa no molestar , me dedicaba a pinchar les moñigues con un palu y él poníase nerviosu temiendo que me manchara …
Pero nunca , nunca olvidé , a güelín el de les vaques al que es imposíble que pueda recordar – ¿ Pero que tenías tú, dos años … tres ? – haciendo sopes de pan con el café en el rincón de la cocina detrás de la puerta donde´y gustaba sentase en la esquinina de la mesa .
Oigote hablar y siento no haber conocido a Taxina a la que dicen que me parezco … siento no haber vivido tus vivencias … siento haber conocido a Manuel tan viejo que no tenía ganes de hablar … solo me miraba profundamente como el que teme romper una muñeca de porcelana si la toca y movía la cabeza mientras que yo, pa no molestar , me dedicaba a pinchar les moñigues con un palu y él poníase nerviosu temiendo que me manchara …
Pero nunca , nunca olvidé , a güelín el de les vaques al que es imposíble que pueda recordar – ¿ Pero que tenías tú, dos años … tres ? – haciendo sopes de pan con el café en el rincón de la cocina detrás de la puerta donde´y gustaba sentase en la esquinina de la mesa .
V.Nas
Precioso relato, me ha trasladado a los pardos con olores y sabores, donde les vaques y les verdures, patates, parecido a un Versalles pero más bello, trabajado de utilidad no de lujo. El Manuel y la Taxina representan las joyas auténticas de la tierra, honestos, límpidos, laboriosos, puros, un recuerdo que no muere, son las raíces profundas de un roble inmortal, y con esas palabras tuyas, salpicadas de hermosos vocablos (¿bable o astur?) siento que perviven, que son, que explican una tierra.
ResponderEliminarNos veremos Mariví, compi, en esos prados que llegan dulces, hasta besar la mar. Nos daremos las cuatro manos y nos abrazaremos.
Petons, besitos.
recuerdos bellos que nos quedan grabados a fuego en nuestra alma hasta la eternidad, un besin muy muy grande de esta asturiana que te da infinitas gracias por hacernos participes de tus hermosos y nostalgicos recuerdos.
ResponderEliminarV.Nas, una historia llena de vivencias, imagino que personales, de las que se quedan marcadas para toda la vida. Manuel y Taxina, dos personas intuyo que con una vida muy simple en su cotidianeidad pero con una gran riqueza interior. Todos en algun momento de la infancia deberían vivir una experiencia parecida.
ResponderEliminarUn beso
Bellísimo relato de los recuerdos como el verdor y la luz de esos campos donde pasta el ganado, ¡cómo olvidar algo así! Es de una infinita ternura.
ResponderEliminarMi abrazo. Elisa
Toma Mariví, te ha dado por los relatos y evocaciones y eso es una maravilla. Ya te lo dije la otra vez, traspasan las letras y hasta puedes oler... o llenarte con la humedad y estar allí.
ResponderEliminarUn mundo real y bello que lo haces mágico.
Besos un montón.
Bonita historia, sencilla pero que como la cuentas adquiere una trascendencia, una complejidad como puede ser esa sencilla historia desde la perspectiva de la niña.
ResponderEliminarUn beso Marivi.
Relato histórico en primera persona. Con todos los componentes para dejar un entrañable sabor a gentes, tierras y animales que protagonizan sin distinción cada detalle del recuerdo.
ResponderEliminarY por encima de todos el abuelo, celoso protector de toda nueva vida que se mueva a su alrededor.
Me ha encantado la forma y el fondo.
Besos
Mira Mariví. Te he leído en variadas ocasiones. No es mi cariño por ti el que me hace hablar y dejarte comentarios. Simplemente es que admiro tu forma de escribir, lo buena gente que eres, la forma que tienes de mirar, y todo lo bueno que pudiera decirte un día y otro.
ResponderEliminarNo es porque seas mi amiga desde siempre. No es por nada... pero hoy, sería gustosa la "moñiga" del güelín, pa vete onservándo la vida con tan pocos años.
Y toy segura que aprendiste bien les lecciones.. Ye que yes muy sabia, sí señor.
Besinos.