Y para siempre… siempre…
Pues en este inmenso y desconocido caldo de cultivo, la curiosidad me mata , no, mejor, me incita a vida.
He de saberlo todo, conocerlo todo, visitarlo todo… quiero saber… el por qué.
Y salgo al encuentro del mismo sin miedo, pues sé que es un laberinto con respuestas, aunque yo carezca de la paciencia para encontrarlas.
Tengo prisa… prisa… tengo prisa… y la prisa solo me dejaba ver el reloj.
Caminaba sin mirar a mis costados sin recordar el camino hecho no asimilado y sin recursos para el venidero por falta de perspectiva… todo era un caos en el cual improvisaba y resolvía a salto de mata a la vez que solo aprendía de las heridas y de las cicatrices que dejaban para recordarme, que allí había pasado algo aunque ya no doliera, para conseguir que el instinto me advirtiera que en aquella parte debía tener cuidado . Y mientras recibía en mi dial señales distorsionadas de onda larguísima que no me aclaraban nada, sin poder determinar si me confundían , vivía sabiendo que bien o mal en cada momento había hecho lo que mi personalidad me había exigido … había trazado el camino de la vida imprimiendo a fuego en la piel de la personalidad cada unos de sus pasos, los dados hacia atrás y los dados hacia adelante. Todo seguía oscuro y nada claro, a modo de murciélago solo podía confiar en acertar con los obstáculos y en lamer las heridas cuando no acertaba. Pero en cada trazado nuevo recordaba más del anterior y proyectaba caminos conocidos de recorrido para evitar los valles y montes… más cuando venía a recorrerlos, se me olvidaba … y una vez más a veces caminaba por lo trazado y a veces todo lo complicaba de una manera horrorosa. Seguía sintonizando el dial al exterior y aunque el alcance de las ondas iban aproximando su radio de acción y concretando su mensaje, todo seguía confuso .
Así fui y vine y entre ida y vuelta fui llenando de haber y debe la cartilla de mi existencia, y aquí por error o egoísmo mi saldo era un horrible manchón rojo y sabía, conocía, que debía ponerlo en números negros y también dónde y cómo lo conseguiría de manera más efectiva . Pero volvía y se me olvidaba… y entonces solo lo hacía a medias o aún peor, y adquiría o quitaba deuda al tiempo que consolidaba mis amores y mis odios .
Cuando de nuevo volvía al lugar donde todo se ve con claridad y se proyecta la nueva andadura, me encontraba con mis amores y mis odios; mis amores me animaban y decidían caminar conmigo en aquellos tramos donde su experiencia pudiera servirme de apoyo … mis odios que de ese lado no tenían sentido y pesaban como una losa que limitaba la facilidad del camino … decidían venir conmigo y yo con ellos para tener la posibilidad de equilibrar la balanza, de compensar los daños… y así yendo y viniendo … nos adaptábamos siempre a las circunstancias y cuando no lo conseguíamos e interrumpíamos la vivencia , nos encontrábamos con que habíamos entorpecido tremendamente la andadura propia y ajena… y todo debía recomponerse en las veces necesarias para que el anclaje pudiera ser posible de nuevo …
En la medida que la impronta de las vivencias arraigaban en el conocimiento individual, la claridad de que nadie camina solo, de que somos un equipo se fijaba en la personalidad y ya las pautas de conducta en líneas generales eran más solidarias, aunque el mundo tienta de forma tremenda y, el egoísmo y el miedo, son dos tremendos y negativos consejeros que a nada bueno conducen… pero entre una de cal y otra de arena, y esto no quiere decir otra cosa que no sea entre todo lo peor y todo lo mejor, forjábamos nuestro nexo común, la hermandad de nuestras finalidades, de nuestros afectos y de nuestra necesidad del otro . Y nos conocíamos …. Y nos conocemos …
El camino lo hemos realizado de infinidad de maneras, no siempre los mismos, no siempre al mismo tiempo, pero sí juntos …
Pero volvemos… y nos olvidamos… porque así debe ser, porque así corresponde en el dial que ajusta la sintonía en el exterior …
Más a menudo que avanza la percepción un buen día y sin mérito alguno, que no sea el adquirido en la experiencia, despiertas a la vida conociendo… no porque nadie te lo diga, no porque nadie te lo cuente… conociendo, sintiendo de la misma manera que sientes los dedos de las manos y como apoyas los pies, las verdades que están impresas en tu código y descubres que no es una sintonía externa la que te comunica… está en ti, en ti están las respuestas . Asusta mucho al principio, el temor a que el mundo te considere loco hacen que no hables del asunto… en el peor de los casos algún siquiatra, algún sicólogo que no vienen sino a confirmarte que eres absolutamente normal… y un personaje muy curioso …
No es curiosidad lo que te interesa motivar. Huyes. Pero las percepciones están ahí, la vida que no cuentas está ahí… y comienza a extenderte certificados y todo te viene dado sin buscarlo, en el conocimiento pleno de estar en tu sitio … la vida viene a ti y comienzan a ocurrir las cosas que conocías hace años y te preguntabas cómo se desarrollarían pues desde tu mente razonadora no les vías ubicuidad. Sin embargo ahí están y ahí están aquellos desconocidos y sin sentido nombres que envuelven personalidades familiares, afines .
... A estas alturas hace ya tiempo que has dejado de hacerte preguntas… tampoco pretendes dar las respuestas… solo la certeza de estar donde debes, haciendo lo que debes y para quienes quieres… y compruebas que ellos también se hacen preguntas y dejan apuntar las respuesta, aún con miedo , observando que ellos dicen cuando hablas ¡ Eso ya lo sabía yo, siempre lo había pensado!
Estás donde bebes, cuando debes y para quién debes… y el que quiera entender… que entienda …
V.Nas