viernes, 25 de mayo de 2012

Replicantes jueveros





Solo  mientras se podía mantener alejada de la sombra que la seguía por todas partes se sentía libre. Aquel otro yo la volvía loca ¡No podía soportarlo! Haciendo cada movimiento como si se tratara  de ella misma y no era más que una deforme y horrible caricatura. Tardó en aceptar que no podría librarse de ella y optó por no mirarla para no verla, más las circunstancias  se la colaban con calzador. Se le agarrotó el cuello tratando de circular sin mirar a los lados, su altanera postura le trajo más de una incomprensión pues descolocaba a los interparlantes en las reuniones. Cada día al llegar a casa descargaba sus tensiones en el clon perfeccionado que se había encargado para que se ocupara de los excesos de trabajo que se acumulaban por todas partes. Había sido una buena adquisición de última generación, no solo resolvía todo lo cotidiano y hacía compañía sino que además la reflejaba optimamente tal y como ella se sentía, era su viva imagen y la reconfortaba solo con su presencia.

…En cambio aquella otra infernal criatura  a la que debía enfrentarse al transitar  las calles plagadas de lunas, en los salones cargados de espejos y hasta en los reflejos del agua de lluvía los días de tormenta¡ La mataría! En contraría  la manera de conseguirlo  cortaría el nexo de la odiosa y permanente advenediza tan pronto lo descubriera…

V.Nas

4 comentarios:

  1. Un cuento muy inquietante, angustioso, hasta querer más a la réplica que a la otra, aquella del espejo, la del estanque.
    Decía un sabio: "Conócete a tí misma"
    ¿Podría ser un descubrimiento aterrador o un aceptarse o un irse descubriendo hasta el último día?
    Excelente reflesión, íntima y profunda. Besito.

    ResponderEliminar
  2. Me encanta tu vuelta al grupo juevero, Mariví, aunque con este relato inquietante, si no leo mal, se siente más identificada con su replicante que consigo misma. Terrible.
    Besos.

    ResponderEliminar
  3. Queridos amigos... sí terrible
    Pero si lo analizáis en profundidad ¿A cuantas persona conoceís que no se miran así mismas sino que justifican cada una de sus acciones de la manera que les acomoda? Personas que si sufrieran en los escaparates que en la medida que se mienten así mismas y a los demás su imagen se fuera retorciendo como su personalidad jamás desearían verse en un espejo... necesitarían un replicante a la medida de su "fachada" para poder mirarse en él. Es una pena que eso no ocurra en la realidad, así todos podríamos saber a quién tenemos delante

    ResponderEliminar
  4. En otra lectura quién no conoce a alguien que no desee ser un poco más alt@, un poco más delgad@, un poco más... de todo, hasta el punto de identificarse más con su replicante perfeccionado que consigo mism@.

    ResponderEliminar