domingo, 5 de junio de 2022

Aswan


 

Donde la ribera se desgarra y deja sueltas para los brazos del Nilo perlas de tierra que se abren y se entregan sin reservas a sus caricias.

Desde la terraza del Old Catarac contemplo como amanece a la vida este hilo de agua entre dos mundos de arena… La salida del sol en Aswan no tiene descripción… es como el inicio de una fantasía… las falúas como pájaros alados, ya están en el río… suena Wagner; siempre hay música, por todos lados se escucha una melodía… La sensación es de maravillosa paz .


Sola en la terraza, mientras espero que aparezcas de uno a otro momento, pienso si en el mismo sitio y a la misma hora Agatha Christie estaría escribiendo algún capítulo de “Muerte en el Nílo” …


Mientras le digo una vez más al nubio camarero que aparece como por encanto cada vez que me ve que no deseo nada. Me siento en sus ojos – Special, Special …como él acostumbra a decirme – . Realmente saben como hacerte sentir bien.


Reparo en el entorno victoriano que se respira y se encuentra en simbiosis con la percepción del antiguo Egipto que me llega por los sentidos... curiosamente pienso, que este gran edificio rosado, los barrotes verdes, blancos y negros de la terraza, sus farolas... anclado como fuera de lugar, está en su sitio.


No vuelves de la habitación 

¡Humm…anoche…! Me arrastraste por la magia de una visita nocturna a la Isla de Agilkia en un romántico paseo en falúa. Mientras paseábamos por el Templo de Phílae nos encontramos con un espectáculo de luz y sonido… La atmósfera estaba para ello, la noche estaba para ello, nosotros estábamos… para ello.


Al tiempo que la profunda y femenina voz de Isis salía de ninguna parte … 

* Yo soy la madre de la naturaleza. La Señora de todos los elementos. La primera de los habitantes de los Cielos…*

… me abrazabas desde atrás cruzando los brazos en mi cintura, sentía tu aliento en mi pelo mientras me mecías imperceptiblemente... de cuando en cuando como algo inevitable, depositabas un beso en mi coronilla... en mi cuello … o en mi mejilla.

La discreción me estaba matando; y tú tramposo, te dedicabas a la pequeña tortura como el que carga una dinamo… a la espera …


.- ¡Hola!…¡Hola! española ¿Estás sola?

El saludo venía de la escalera que da al embarcadero, los dientes luminosos de nuestro guía resplandecían en su cara…

-¡Ah!… ¡¡Hola, Nubi!! Buenos días. No, no … él viene ahora ¿ Dónde iremos hoy?…


V.Nas

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